¿Cómo podemos comunicarnos con un bebé que todavía no habla?

La palabra es la función utilizada por los humanos de la Tierra para transmitir, pero no es la única forma por la cual los humanos pueden hacerlo. Está la gesticulación, la expresión y ahondando más, profundizando más, la transmisión de la emoción y el sentimiento mediante la energía y la difusión de la misma.

El bebé es un ser puro y armónico a la vez, que vibra de color blanco y se encuentra envuelto en una burbuja energética de color blanco desde que nace hasta que empieza a hablar. Es un individuo, por pequeño que sea, que tiene una gran sensibilidad y por lo tanto es un gran observador energético de la energía que le rodea. Es decir, que si la madre se encuentra en un período rojo, o sea, que sus emociones están en una fase extrema (aclaramos que esto no quiere decir mala ni mucho menos, ya que para nosotros nada es malo ni bueno, todo está bien, ese extremismo puede ser de dos vertientes: de una protección absorbente a su bebé o de un desapego pleno), el bebé no percibirá la ramificación de la emoción pero sí la energía en la cual la madre se encuentra.

Por lo tanto, ese bebé que está en su burbuja blanca activará dicha burbuja e irá absorbiendo toda la energía roja. Como es pequeño, aún no sabe regenerar la energía y la burbuja blanca se irá impregnando de energía de color rojo y será entonces cuando el bebé, indefenso, no sabiendo qué hacer con dicha energía activará su cuerpo físico (corpóreo) para poner en alerta a la madre o a quienes tenga a su alrededor de que algo está fallando y él no lo entiende. El bebé, al que algo está alterando su vibración motriz, será entonces cuando llore desmesuradamente y tenga defecaciones continuas.

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