Pasaremos a explicarlo mejor, mediante un ejemplo real de esta Tierra:

Había una familia en la cual el padre llamaba a su hija «NENA». El padre falleció y transcurridos más de veinte años volvió a la misma familia en forma de nieto. Lo primero que hizo el nieto, cuando vio a su abuela fue decirle «NENA», mirándola fijamente a los ojos, con un sentimiento inexplicable para los seres que le rodeaban; excepto para su abuela, que con la mirada y el sentimiento conectó con su difunto padre. Todavía hoy día el niño sigue llamando a su abuela «NENA».

Como veis, el pequeño aún se encontraba conectado con su última vida como padre de su actual abuela y ahora volvía como nieto a la misma familia para seguir desempeñando una labor compensadora en su rueda kármica o dármica.

Eso no quiere decir que tengamos que darnos cuenta de quién es nuestro hijo o nuestro nieto cuando llega a nuestra familia, pero si pudierais saberlo podrían aclararse muchas cosas y entender muchas emociones expresadas y alteradas por individuos que los rodean. Por lo tanto, se os recomienda que no le chilléis a un bebé ni os peleéis en la habitación de un bebé, aunque él no se encuentre allí en dicho momento, porque la energía queda en dicha habitación y eso haría que el bebé adquiriese energía que no le corresponde y que alteraría su ciclaje.

Que quede bien claro que el bebé entiende perfectamente todo lo que decís, aunque no os pueda responder en aquel momento, tal como vosotros quisierais.

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